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Imágenes y palabras: el viaje creativo de Laura Jaramillo

Actualizado: 30 abr

Queridos lectores,

Siempre he tenido curiosidad sobre los procesos creativos de las personas que se dedican al arte. ¿Cómo surge? ¿Qué los motiva? Así que hablé con Laura Jaramillo Duque, una artista bogotana cuyo trabajo abarca desde los collages hasta la escritura. Laura, con su mirada aguda y perspectiva única, nos abre una ventana a su mundo, un lugar donde la observación, la investigación y la conversación son claves para dar vida a sus creaciones.

"[El proceso creativo] es más pesado, es más responsabilidad para uno solo, es una carga muy grande. En cambio, hacerlo en combo es chévere; como que aprendes un montón. Además, conoces un montón de gente, ves nuevas perspectivas, aprendes cosas. Como que es comunidad y red con todas. Aparte porque el trabajo creativo es muy solitario, entonces la gestión cultural compensa", me cuenta Laura mientras reflexiona sobre la colaboración y la importancia de construir redes.


Pero esa colaboración no solo ocurre en su campo profesional, también se extiende a su círculo cercano. En sus palabras, su familia y amigos juegan un papel esencial como críticos constructivos, siempre ayudándola a perfeccionar sus ideas. "Mis amigos y familia casi siempre son mis críticos. Me ayudan a solucionar problemas. No sé, digamos, con mi pareja, a veces yo le digo algo como, "bueno, tengo esta idea, pero no sé bien cómo hacer tal cosa". Y empezamos a charlar, él suele decirme alguna idea genial o alguna idea que me hace pensar en otra. Entonces, el diálogo me ayuda mucho. A veces también con mi mamá, yo a veces la llamo y le cuento. Ella solo me escucha, no me dice nada, y de la nada, digo: "ah, ya sé qué voy a hacer". Y me contesta: "me alegra mucho haberte ayudado". Entonces, sí, como que lo que voy a hacer es eso, o me critican y me ayudan a mejorar lo que tengo o me ayudan a encontrar el camino que necesito…"


A pesar de su aprecio por el trabajo colaborativo, Laura nos dice que cada tipo de arte tiene su propio proceso. “Estos procesos son muy distintos y algo locos. Para crear collage o cosas visuales, generalmente leo, sobre todo cosas relacionadas con la ciencia, por alguna razón extraña. Ahora estoy leyendo Yo Contengo Multitudes, un libro sobre las bacterias y microorganismos del mundo. Es divulgación científica, ciencia para "Dumis", como yo digo, o sea, lo básico. Lo que me gusta es que me hace ver el mundo de nuevas maneras y me vuela la cabeza. Todo lo pienso en imágenes, por eso la lectura me ayuda tanto en los procesos visuales. Incluso cuando hago collages, investigo mucho. Hace poco, quería crear una serie de diosas femeninas, así que leí toneladas de artículos, tomé notas, busqué referentes hasta que encontré la idea que quería. Luego, me sentí lista para continuar con la siguiente”.


La conexión entre el arte visual y la escritura es evidente en su trabajo. Para ella, los textos surgen de la atención a los detalles de la vida cotidiana. “Para la escritura es más bien poner mucha atención. Yo guardo en mi cabeza muchas anécdotas que me pasan. Por ejemplo, un cuento que escribí llamado El Trancón empieza con una señora en un carrito de balineras recogiendo papel reciclado, justo cuando pasa un camión de basura. Solo fue ver eso y pensar, "aquí hay una historia", y la guardé en mi cabeza. A los seis meses me vino el cuento. También tengo en mi cabeza la imagen de un hombre en un bar de salsa en Medellín, bailando salsa disfrazado del Guasón. Aún no la he usado en ningún cuento, pero sé que lo haré. A veces, también surgen ideas de conversaciones cotidianas. Por ejemplo, hablaba con una compañera sobre los capuchos de la Nacho y los del ESMAD. teniendo un grupo compartido de WhatsApp para coordinar tropeles. Empecé a preguntarme cómo pasaba eso, y me quedó en la cabeza. Creo que en la escritura es más un tema de prestar atención a lo que sucede alrededor, porque todo está lleno de historias, solo hay que verlas”.


Laura, quien antes solía anotar sus ideas, ahora prefiere dejarlas fluir en su mente, confiando en que no las olvidará. “Yo antes las anotaba, pero las dejé de anotar porque, alguna vez, un escritor latinoamericano dijo que las buenas ideas no se olvidan. Y para mí eso fue lo más obvio del mundo. Entonces, ya no las anoto, y todavía me acuerdo de ideas que se me ocurrieron hace seis años, por ejemplo. Hay ideas que sigo teniendo, que están ahí, y que alguna vez empecé a investigar, pero no las he continuado, ya sea porque no me da tiempo o porque todavía no tengo clara la idea. Pero ahí están. Y las que se me olvidaron, se me olvidaron. Es así, ya. Si no se quedaron, no se quedaron conmigo. Porque, igual, puedo llenar una libreta de ideas, todo bien, pero después sé que verla me va a dar pereza o angustia”.


Conocer el proceso creativo de Laura no solo es una lección de cómo el arte se nutre de la interacción y la observación, sino también de cómo las ideas no siempre surgen de la nada, sino de un trabajo constante de lectura, diálogo y paciencia. Todas sus creaciones visuales se pueden encontrar en su cuenta de Instagram, @laurajaramilloart. Aunque ha estado en una fase de aprendizaje y en pausa en sus redes, está ansiosa por retomar cuando termine su proceso de formación. Además, si desean leer algunas de sus entrevistas, crónicas, poemas o cuentos, pueden hacerlo a través del enlace en la biografía de su perfil.


Espero que estas palabras te hayan inspirado a mirar tu entorno con otros ojos y a encontrar historias en lo más cotidiano. ¡Nos seguimos leyendo!


Con cariño,

Valentina C. Villada.

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