top of page

Manifestando siempre juntos

Actualizado: 30 abr

Queridos lectores,


A menudo damos por sentado que nuestros seres queridos saben cuánto los apreciamos, y en muchos casos, es cierto. Sin embargo, nunca está de más recordárselos. En medio del caos cotidiano, las risas compartidas y los silencios llenos de significado, a veces olvidamos decir lo importante. Por eso, hoy decidí dedicar unas palabras a mi grupo de amigos, ese grupo que ha estado a mi lado en los momentos más inesperados y cruciales. Esta es una carta que siento que debo escribir, para expresarles todo lo que quizás nunca les he dicho en voz alta. Así que así vamos:


Queridos ✨Manifesting✨,


Esta no es la primera vez que les escribo, y espero sinceramente que tampoco sea la última. Hoy me siento frente a la pantalla no solo para dedicarles unas palabras, sino para reflexionar sobre lo que hemos construido juntos durante más de tres años, casi sin darnos cuenta. Manifesting es, sin duda, el grupo de amigos más peculiar y maravilloso que jamás imaginé tener. Personas tan diferentes, con vidas y personalidades que en otro contexto nunca se habrían cruzado. Y sin embargo, cuando nos reunimos, todo encaja, aunque sea de la manera más extraña y encantadora.


Recuerdo con claridad la primera vez que nos reunimos, en mi cumpleaños número 23. Esa noche, la emoción estaba mezclada con la incertidumbre. No podía dejar de pensar en lo arriesgado que era juntar a personas tan distintas. “¿Y si no se llevan bien? ¿Y si los problemas del pasado salen a flote?” Las dudas me rondaban. Sabía que algunos de ustedes no se hablaban por viejos malentendidos, y eso me hacía temer lo peor. Pero a pesar de todo, decidí arriesgarme y seguir adelante.


Esa noche se transformó en algo más que una celebración con nuestros disfraces de Barbie. Fue el punto de partida de lo que ahora llamamos Manifesting. Nos reímos como si hubiéramos sido amigos toda la vida, compartimos secretos que tal vez nunca habíamos confiado a nadie más, y aunque algunos llegaron cargando sus propios problemas, encontramos en esa reunión una especie de refugio. Terminamos haciendo lo que solo los mejores amigos saben hacer: terapia de grupo improvisada, chismes interminables y, claro, mucho alcohol.



Es cierto que no todo fue perfecto aquella primera vez. Al principio, hubo silencios incómodos entre quienes no se conocían bien o aún arrastraban conflictos del pasado. Pero, contra todo pronóstico, seguimos viéndonos. A lo largo del tiempo, algunas personas han entrado y otras se han ido, pero la esencia de lo que somos permanece intacta. Tal vez sea el caos lo que nos une, el compartir profesión, o quizá esa conexión que, de alguna manera, siempre encontramos. Sea como sea, hemos seguido eligiéndonos una y otra vez, sin importar nuestras diferencias o los problemas que cada uno trae consigo.


Lo que más me sorprende de Manifesting es que, a pesar de nuestras diferencias, siempre logramos crear un espacio seguro cuando nos reunimos. Cada encuentro es una oportunidad para ser vulnerables, para mostrar nuestras imperfecciones sin miedo a ser juzgados. No importa cuánto tiempo pase, siempre hay algo que compartir, algo que curar, algo que celebrar.


Al principio, pensé que nuestras diferencias serían una barrera. Pero hoy veo que esa diversidad es nuestra mayor fortaleza. Somos un grupo de piezas únicas, que juntas crean algo especial, algo que trasciende cualquier conflicto o diferencia. Y aunque a veces me pregunto cuánto tiempo más seguiremos eligiéndonos, he aprendido que no necesitamos certezas. Solo necesitamos seguir apareciendo, seguir confiando en que siempre habrá algo que nos una, aunque sea el simple deseo de estar juntos.


Quiero agradecerles por estar ahí en mis momentos más oscuros, cuando la depresión y la ansiedad parecían consumirlo todo. Ustedes, que me han comprendido sin juzgarme, incluso cuando no tenía palabras para explicar lo que sentía. Gracias por acompañarme en el duelo por mis seres queridos, por estar presentes cuando todo parecía derrumbarse y por permitirme ser, simplemente ser, sin la presión de tener que ser algo más. Su apoyo ha sido una luz constante, incluso en los días más grises, y por eso siempre les estaré eternamente agradecida.



Los amo más de lo que las palabras pueden expresar y espero que Dios bendiga (aunque no crea ni en mí misma) el momento en que decidí juntarlos, porque fue una de las mejores decisiones de mi vida. Estoy profundamente agradecida por todo lo que hemos compartido hasta ahora, y me llena de emoción todo lo que aún nos espera. No puedo esperar para seguir viviendo, riendo, y aprendiendo juntos en los caminos que vienen.


Con cariño,

Valentina C. Villada.

Comentários


bottom of page