¿No sabes qué te pasa? Empieza por aquí.
- Valentina C. Villada
- 6 may
- 2 Min. de lectura
Querido lector,
Hay días en los que simplemente no estamos al 100 y no sabemos la razón. Con solo abrir lo ojos ya sabes que el día va a ir mal; no hay un evento específico que explique ese nudo en la garganta o el vacío en el pecho. Solo... está allí. Y eso también es válido.

Ahora bien, si algo le he aprendido a mi psicólogo es que el "no sé" no existe. Simplemente necesitamos un poco más de tiempo y hacernos las preguntas correctas para entender qué es lo que nos está pasando y así poder ponerlo en palabras. Así que hoy quiero invitarte a hacer una pequeña pausa y responder estas preguntas. No hay respuestas correctas o incorrectas. Solo tú, tu verdad y el espacio para entenderte mejor.
Tómate tu tiempo, sin juicio.
¿Cómo estás?
Y no, no vale responder solo “bien”. Pregúntate de verdad: ¿cómo estás emocional, física y mentalmente? Escucha lo que aparece sin juzgarlo.
¿Has dormido bien últimamente?
El descanso es el primer ladrillo de nuestro bienestar. Dormir mal o poco puede hacernos ver todo con un filtro gris. ¿Estás descansando o solo apagándote cada noche?
¿Cómo te estás alimentando?
¿Estás comiendo lo suficiente? ¿Te estás nutriendo o solo estás comiendo por inercia? A veces el cuerpo grita lo que la mente aún no entiende.
¿Has hablado con alguien que te escuche de verdad?
Una charla honesta puede cambiar el día. ¿Te has sentido acompañado últimamente o has estado guardando lo que sientes?
¿Estás evitando algo?
Una conversación, una decisión, una emoción… Evitar también agota. ¿Qué estás dejando para después y por qué?
¿Qué estás haciendo con tu tiempo libre?
¿Te estás dando momentos para disfrutar o solo estás sobreviviendo? El ocio no es un lujo, es una necesidad.
¿Cuándo fue la última vez que te reíste de verdad?
La risa es una señal de presencia. Si no lo recuerdas, quizás necesites buscar esa chispa que te devuelve al ahora.
¿Estás siendo amable contigo?
En los días duros, ¿te hablas con compasión o con dureza? ¿Te permitirías ser humano, vulnerable, imperfecto?
¿Qué necesitas hoy y no te estás dando?
Puede ser un abrazo, un descanso, un límite, una pausa. A veces lo sabemos, pero no nos lo permitimos.
¿Qué le dirías a tu yo de hace un mes? ¿Y al de dentro de uno?
Mirar hacia atrás y hacia adelante puede darte perspectiva. ¿Qué te dirías si te escucharas con amor?
No siempre vamos a saber con exactitud qué nos pasa, pero preguntarnos ya es un acto de valentía. Ojalá estas preguntas te hayan dado un poco de luz para mirar dentro de ti con más ternura y menos juicio.
Aquí estoy, por si quieres seguir escribiéndote cartas.
Con cariño,
Valentina C. Villada
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