Para ti, dondequiera que estés

Hola, Sebas.

Ha pasado un año y todavía me cuesta creerlo. Un año sin tus mensajes, sin tus chistes, sin esa forma tan tuya de ver la vida. Dicen que el tiempo ayuda, que el dolor se va haciendo más llevadero, pero la verdad es que simplemente se transforma. Se acomoda en los rincones del día a día, en los silencios donde antes estaba tu voz, en los momentos en los que instintivamente pienso en contarte algo y recuerdo que ya no estás.

Te extraño mucho. Me siento perdida sin ti. Llevo un año estando demasiado triste, un año en el que cada día me hace demasiada falta tu presencia, tus palabras, tu manera de hacer que todo pareciera más fácil. Antes, cuando algo salía mal, tú siempre estabas ahí para solucionarlo. Siempre tenías una respuesta, una forma de aliviar la carga, de darme una perspectiva nueva. Ahora me ha tocado a mí solucionar las cosas, y honestamente, no sé cómo hacerlo sin ti.

A veces me dicen que debo seguir viviendo, que debo hacerlo por ti, para honrarte, para recordarte con amor. Pero se siente como una tarea imposible. La vida sigue avanzando, pero yo siento que me quedé atrás, atrapada en el vacío que dejaste. Intento encontrar fuerzas, intento aferrarme a lo que nos une, pero hay días en los que simplemente no puedo.

Después de que papá murió, tú te convertiste en mi figura paterna. Eras mi refugio, mi guía, el que siempre estaba ahí para recordarme que no estaba sola. Y ahora, ya no tengo a nadie. No sé cómo llenar ese espacio, no sé si algún día podré hacerlo. Lo único que sé es que te extraño con cada parte de mi ser y que daría cualquier cosa por tenerte aquí una vez más.

No sé si el dolor algún día se irá del todo. No sé si quiero que lo haga, porque en cierto modo significa que sigues importando, que sigues dejando huella. Pero sí sé que cada día intento recordarte con más amor que tristeza, con más gratitud que ausencia.

Te quiero, Sebas. Te extraño. Y dondequiera que estés, espero que sepas cuánto significaste y seguirás significando para mí.

Siempre en mi corazón,

Valen.